Atrás quedaron rotas ilusiones
de promesas incumplidas;
obsoletas las miradas venenosas
que enmascaraban el engaño
con esporádicos halagos escurriéndose,
cual chocolate fundido,
por el surco de tus labios.
Hoy,mi perenne plegaria es un obsequio al olvido.
Atrás permanece esa insalubre sonrisa,
obstáculo perpetuo para condenarme a tus brazos;
puente de aire entre la libertad y mi cuerpo;
excusa férrea para adentrarme en el laberinto de tu trampa.
Hoy,mi constante plegaria es un obsequio al olvido.
Confundidas las letras impermeables
que trazaste en mi vientre,
Claudio Monteverdi inspirado, compone las notas
de una nueva melodía.
Hoy,mi hermosa plegaria es un obsequio del olvido.
¡Siénteme desnuda de vanos recuerdos
y de pureza incandescente¡
Mas abrázame;
¡fuertemente agárrame,
destroza mis sentidos con un beso¡
Pues hoy el olvido,
engalanado en muselinas coloridas,
se adentra en mi árido pecho perpetuando,
en un alma tibia,
el obsequio de una vieja plegaria.
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