Hallábame ordenando libros y apuntes de toda índole mientras en mi mente transcurrían un sinfín de recuerdos pretéritos de mis años de estudiante, a la vez que sacudía el polvo que los envolvía por el descuido que el tiempo se encargó de depositar sobre ellos. Movía una y otra vez el cuello intentando que mi columna cervical no se resintiera posteriormente del peso que portaba continuamente sobre mis brazos, a la par que escuchaba la voz de mi padre elogiando el trabajo que mi marido había realizado como pintor en la casa en la que crecí y de la que tan sólo me marché para contraer matrimonio.
El calor apretaba duramente conforme el reloj iba deslizando sus agujas y el cansancio ya me carcomía por entero en forma de gotas de sudor que,primeramente, inpregnaron la totalidad de mi frente para acabar inundada por completo.Decidí aposentarme en el suelo para proseguir con mi tarea de ordenar libros y apuntes emitiendo algún que otro quejido en voz baja por la monotonía de tal labor.Pero cuando las fuerzas comenzaron a flaquear y los lamentos cobraron una continuidad desmesurada,allí,en un rinconcito del viejo mueble de madera rayada,encontré un pequeño álbum de fotografías que no dudé en abrir precipitadamente...
Y la ví; allí tenía su eterno rostro donde ya se podía atisbar la palabra "muerte",su mirada siempre amable pero un tanto cansada de vivir,sus labios blanquecinos por la debilidad que la acosaba de piés a cabeza,su torso encorvado por la fragilidad de un alma que estaba siendo devorada por el cáncer.
Rompí a llorar estrepitosamente alertando a los que tenía en mis cercanías y me agaché con la mano sobre el corazón mientras que la fotografía cayó al suelo igualmente.Inundé de dolor todo el habitáculo;impregné de gritos desesperados las estanterías que me rodeaban y deseé, por un instante,viajar hacia su regazo y volver a sentir el calor con el que sólo ella me supo arropar.En ese preciso momento, un destello solar deslumbró mi ojeriza mirada y fue cuando supe que no habías muerto y que eras eterna como sólo tú puedes serlo.
Un brillo en mis labios provocó la sonrisa más sincera que jamás he emitido.
A tí,ABUELA.
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