Enquístame en un edificio modernista de la Gran Vía
y haz que mi alma repose tranquila en el Paseo de los Tristes.
Enviste mis pasos hacia el Zacatín
donde posaré preñada de alegría
y rociada de jazmín
en unos de los escaparates de tu rica Alcaicería.
¡Vísteme de sedas morenas
y desnúdame implacable en el alto Sacromonte¡
¡Hazme bailar al compás de una guitarra flamenca
y vomita mi sangre andalusí
en las cercanías de la Carrera de la Virgen
y a la orilla de mi Río Genil¡
Que soy "granaína" de estirpe y raíz,
¡qué mis huellas guardan sepultura
en las rinconeras de tu alto Albaycín
para cobrar cuerpo y forma arraigada
en cada una de las inmediaciones del barrio del Zaidín¡
Entre la Calle Real y el Arco del Triunfo
me abrazas limitando mis sentidos a un quejido quebrado.
¡Que Granada reaparece vestida de gala
y cubriendo de luz a un espíritu agónico
bajo el sello de este beso anhelado¡
Que soy "granaína"
y que a los pies de Sierra de Nevada,
cual simiente omnipresente en la totalidad del paisaje,
mi esencia quedó impresa y etérea
en forma de "quejío quebrao".
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