Se perfilaba tu nombre fiel
al surco elevado de mis labios.
Las huellas de tus dedos queman
en todo este jardín rosáceo,
y el frío de tu ausencia hiela
en este desierto de mis manos.
¡Una nueva despedida se avecina
sin otro adiós que el de tu corazón¡
El viento me sella la boca con su llanto
y las lágrimas alimentan a mi alma de dolor.
Ya te has ido...
Veo cómo te marchas...
Ni siquiera te paras a mirarme...
Ni siquiera,reparo en seguirte.
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