El horizonte se dispersa en la embriaguez de la tarde cálida.
Tentar tu sonrisa en la quimera de mi apetito
regocija a este alma extasiada por el fuego pretérito
que condujo a la fusión inevitable de placeres dispersos
en una argamasa uniforme y fecunda en los albores de mi lecho.
Y la tarde cálida difumina a este horizonte agorero
de recuerdos suspendidos en las inmediaciones del silencio.
cada vez más interesante tu blog, es un almacén de versos preciosos, un saludo
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