Tientas mi mirada ardiente como un cobarde sin aliento.
Desordenas el enigma de mi cuerpo como un barco a la deriva
sin timón ni dueño.
Paladeas el carmín de mis labios con un desnutrido beso
y sondeas mi nombre al viento entre leves e inconsistentes "te quiero".
Cobarde, soterrado en el olvido de mis versos.
Cobarde, escurridizo entre la plataforma de mis deseos.
Cobarde, aniquilado en la estampida cruel del silencio.
Cobarde,¡cobarde!...
Cobarde, deambulando alicaído en un laberinto disperso.
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