Derrotados en el abatimiento del desencanto
cabalgan hoy mis versos con un rumbo impreciso y difuso.
¡Se aploman mis sentidos en la discordia de un llanto
que, entre lamentos del ayer y del hoy,
sucumbe ante la sobriedad de unas manos frágiles e inertes
sujetas, tan sólo, a la humillación del desamparo!
Y cuando más escarbo en la mutilación de tu maltrato,
energías renovadas brotan con fortaleza
para plasmar una sonrisa imperecedera sobre estos labios
que creía secos y yertos en el desierto de tan cruel agravio.
¡Písame con tus garras soberbias!
Resucito, espontáneamente, entre la estampa colorida y férrea de nuevas quimeras.
Insurrecta...
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