Resuenan campanas vestidas de esperanza
entre los recovecos de un alma mutilada
por los abismos del silencio que maltratan,
impiadosamente y con suspicacia,
a estos anhelos tórpidos que sucumben entre la perenne nostalgia.
¡Ay, dolor inclemente que en cada paso arrasas
con la tortura férrea y solemne de esta melancolía que no acaba!
Y me soslayas...Y me apagas... Y me matas...
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