Levanto la mirada entre los albores del sueño
y vislumbro tu silueta inerte amarrada a mi recuerdo.
¡Desnudo mis fuerzas en un litigio prolongado
en la agonía acérrima de tu silencio;
derramo el coraje impetuoso de este espíritu inquieto
para desgarrar tu rostro de ese imperturbable lamento
que ensordece mis sentidos hasta esclavizarlos
en un prolongado paréntesis que resulta imperecedero!
Agacho mi mirada entre los albores de este duelo
y camino hacia la aurora, a sabiendas que yaces en mí,
incandescente, en la estela impermeable de ese primer beso.
Y no te tengo... Y ya habías muerto...
Amor de juventud, verdad de mi existencia.
¿Por qué enlutas mi alma en la congoja de tu ausencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario