Se desbordaron las pasiones eclipsadas
en la barrera del pasado,
cuando fijamente te miré a los ojos
y descubrí que mis sentimientos afloraron
cual rosa en primavera abierta,
cual litigio solventado
en la cláusula de tu esencia
perpetuada en el beso que acarició a estos labios.
Regálame el abrazo acérrimo en una otra noche de tormenta,
átame a tu tallo,
¡Desmémbrame entre mareas encubiertas,
por el deseo irrefrenable de dos cuerpos que se buscan
en la edulcorada penumbra de anhelos custodiados
bajo la tibia condena de un sentimiento enamorado!
Y te miro fijamente...
Y sucumbo al sosiego taxativo que desprende tu regazo.
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