Hiel y delirio

Apartaré en los devenires del tiempo
ese ruido sórdido que atraviesa mis tímpanos,
hasta colapsar las emociones que en silencio
me cobijaron en un hálito del abismo.

Desnudaré mis brazos al viento,
¡Elevaré mis alas hasta el cauce de lo infinito
y rozaré con sutileza y plácido dominio
esas llagas sangrantes que brotan de tu pecho malherido!

Aniquilaré la espera en las cercanías del olvido
y aunaré mis quehaceres prematuros y mis devaneos sin sentido,
entre pliegues de seda morena y trazos de hilo fino,
para ahuyentar de tu guarida al lobo que encauza tu designio.

Y alimentaré tu ayuno con bocados de incentivos,
¡Con néctar y besos escurriéndose con sigilo
por la hendidura de mis labios curativos
que lamen tu sufrimiento entre versos cautivos!

Avisaré a la sombra de que tu estela es de libre cobijo,
donde duermen esperanzas incipientes y anhelos incisivos,
que desembocan tórridamente,
sobre el río caudaloso de tu hiel y mi delirio.

Y yaceré bajo esa cortina de luces y castigos,
esperando el regreso ansiado de un abrazo anclado en el lecho del olvido.