Tentando a la suerte
e incitando al fracaso
después de nadar a contracorriente,
de adentrarme en tu pecho sin pedir previo paso,
después de narrarme historias incipientes
y desahogarme entre besos imaginarios.
Turbias emergen las lágrimas del desamparo,
turbia se consuela tu imagen en el rocodo del engaño...
¡Turbios son todos estos obstáculos de cumplimiento obligado
que plantaste sobre la sombra, tras la estela de mis pasos!
Y mientras tiento a la suerte
y me adentro una vez más en la cueva del fracaso,
¡Gracias le doy a esta efímera vida
por devolverme las alas que en algún lugar me robaron!
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