las memorias que escribí entre versos,
los obsequios de días de gloria
caen abatidos sobre las garras del silencio,
las palabras cultivadas en el huerto de mi memoria
se desploman sobre la conjugación del verbo,
mientras que oscila mi esencia ingrávida
entre los pasajes inconclusos del tiempo.
Era palabra, era verso...
Era la que penetraba entre el surco de tus labios
para regalarte mi secreto,
la que alzaba mis manos al viento
para llenar la soledad de tus desvelos,
la que inventaba nuevos anhelos
para acallar la nostalgia amarga del recuerdo.
Y aunque me han coartado la libertad de mis deseos,
¡Emergen iracundos y desorganizados entre la sangre que se escurre por las yemas de estos dedos!
Porque siempre seré palabra,
porque siempre trabajaré en la conjugación del verbo...
Porque por mucho que apuñalen a este ente deambulante sin destino certero
seguiré renaciendo desde las sombras,
para regalarte mi vida en verso.
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