cuando mi corazón no palpitaba,
cuando mis párpados lloraban,
cuando mis heridas se desangraban,
cuando se agitaba alocada la nostalgia
en este espíritu derruido por la cosecha mal cultivada,
cuando la lluvia no cesaba,
¡Cuando las lágrimas arreciaban
por un cuerpo entumecido entre batallas frustradas,
llegaste a mi vida para endulzarla,
debatiste mis sensaciones para asfixiarlas
tras un abrazo que me indicó el designio de esta sonrisa que creía ahogada
en los devenires pretéritos que aún portaban mis espaldas!
Y hoy te siento derritiendo mis temores y elevando mis ansias,
entre besos sinceros que eclipsan mis versos y que alimentan estas palabras,
para dedicarte un tímido "te quiero" desde el epicentro unívoco de mi alma.
Porque apareciste cuando el tiempo se detuvo entre dolores y torpezas que percibía eternizadas.
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