Ya no duele

Ya no duele ni siquiera la mentira,
ni el clamor oriundo de una nueva despedida.

Ya no duelen las caricias sin partida,
¡Ni los besos que quedaron sepultados en la cavidad de mis días,
las noches que te soñé entre el abrazo de la acérrima agonía,
las veces que te nombré esperando una respuesta que se retraía!

Ya no duele la punzada de una rosa con espinas,
ni el desasosiego de un abrazo nauseabundo buscando su guarida.

Ya no duele el chillido de unas penas abatidas,
¡La incertidumbre de tus huellas emprendiendo la partida
hacia nuevos y lejanos horizontes paralizados en mi vida
por no querer seguir tu estela, ésa que ahora atiza la nostalgía!

Ya no duelen las risas sin nombre,
ni el amor sin destinatario donde depositar sus semillas.