tras la algarabía protagonizada por nuestros cuerpos.
Se extienden mis brazos en el horizonte de la tarde
para atrapar un tímido halo de viento,
amago la oscura nostalgia de ese vil desplante
y comienzo a respirar un soplo de aire fresco.
Los rizos de tus versos se anidaron son semblante
sobre la superficie morena de mi cabello
para hoy alisar esos finos malestares
que con tu mentira se enfundaron con descaro en mi deseo.
Hoy se extingue la letanía de tu recuerdo cambiante
en los adornos coloridos de un cálido beso,
ya no tendré que buscar entre los escombros de tu imagen
la caricia y el perfume que se enreja entre mis dedos.
Y abandono la vertiente peligrosa que enajena mi desvelo...
Y rozo sutilmente la lascivia que me brindan otros labios entre acordes devoradores de inútiles lamentos.
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