Amapola

Mimetizando sonrisas de tiempos pasados
desde la discordia absoluta de un sentimiento contrariado,
te hallé desnudo entre las sombras de un inoportuno desagravio
mientras lamía la sangre que brotaba intensamente de tus labios.

No interrogué sobre el motivo cruel de tus heridas en mi soslayo
ni amorticé curiosidades banales en la candidez de tu regazo,
me dediqué a amarte y a saborear hasta el último bocado
de cada trazo de tu cuerpo, de cada vertiente dibujada sobre tu costado.

Y me hice esclava de tu semblante sobrio pero enamorado
de una amapola grisácea que día a día te acaricia sin reparo,
que noche tras noche recorre la inmensidad de tus condados
sin límites establecidos ni barreras para obstaculizarlo.

Ahora te siento vigilando cada grieta de mis manos
para empaparla del dulce aroma con el que mimeticé sonrisas de tiempos pasados,
sabiendo que naciste para ser el dueño de una amapola de trasfondo grisáceo
que se viste de rojo ante la conjugación perfecta de tu piel sobre mis páramos.