FRÍO

Hiela mi cuerpo,
como este oscuro día del mes de diciembre,
como la escarcha agolpada en las esquinas de mi pecho,
como la cima conquistada desde la llanura de parajes yertos.

Llueve en mi lecho,
como en los labios que nunca se rociaron de tu sustento,
como en los sótanos clandestinos de mi silencio,
como en la agónica espera de un mendigo sin techo.

Gélido aroma de versos muertos,
¡De pasiones devastadoras que ya forman parte del recuerdo,
de agotadas derrotas sobre páramos desérticos,
de ilusiones desvalidas entre la coyuntura de mis dedos!

Frío que corroes a un alma mutilada en tu consuelo,
¡Apiádate de mi sombra y codéate con el invierno
que soy gaviota sin alas, ave reposando en su vuelo
que se dedica a enarbolar lágrimas sobre un tímido halo de viento!

Hiela en mi cuerpo.
Sangra la espina de amores finiquitados en la inmediatez caprichosa del tiempo.