y lloran mis versos en la arritmia de un indecoroso desasosiego.
Hoy escribo sobre la tarde que ilumina a mi cuerpo,
desde la fatiga cabizbaja de dudas y recelos,
desde un horizonte apagado en grisáceas nubes de hielo,
desde el cruento alarido de una voz ronca suspendida en su propio requiebro.
Hoy escribo desde rosas lloronas y jazmines derrotados sobre el suelo,
desde la cornisa gélida donde prendimos fuegos de viento,
desde la angostura acérrima de estos hombros cabizbajos y pertrechos
que se aploman con el peso de tu rostro incesante en mi cautiverio.
Hoy escribo sobre la madera ahuecada de un baúl viejo,
desde las heridas de mi boca que obstruyen "te quieros",
desde la zozobra de una luna rota,
¡Desde la efervescencia instantánea de un hálito de tiempo
que detiene su transcurso para que hoy vuele mi vida entre el ángulo del recuerdo!
Hoy escribo sobre las cenizas arrinconadas en el olvido claustrofóbico y pendenciero.
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