No es antojo, es necesidad...
Hoy tengo la necesidad de navegar sobre tus aguas,
de derrotar miedos en las esquinas oscuras del recuerdo,
derramar nostalgias y recelos en oasis de besos frescos,
beber el jugo de tus labios escurriéndose en las cercanías tibias de mi puerto.
No es antojo, es necesidad...
Hoy necesito la savia de tu planta cautiva,
¡La raíz imperecedera de manantiales sanadores y nuevos,
el amargor y el dulzor de vientos instigadores de deseos,
la melancolía del amante esparciéndose sobre mi pecho,
los versos rotos y los poemas recios,
el augurio de tu llegada y la despedida de tu silencio!
No es antojo, es necesidad...
Necesidad de recomponer el puzzle de nuestros cuerpos
sobre la madera robusta y tallada de un incombustible halo de estupor absuelto.
No es antojo, es necesidad...
La de conquistar la colonia recóndita y secreta que emana de unos ojos morenos.
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