Pasa el instante, se diluye el momento.
Tiempo que no perdonas
caídas prolongadas y fatigados lamentos,
tiempo que no andas con demoras
en la ineptitud circunstancial de abrazar al recuerdo.
Tiempo que azotas la belleza y la juventud de carnes esculpidas,
tiempo que circusncribes tu firma bajo arrugas y espinas,
tiempo verdugo de promesas incumplidas,
¡Tiempo sentenciador de besos y caricias,
sepulturero de espasmos y sonrisas,
calamitoso en cada día que absorbes con tu brisa
y justiciero cuando con la muerte nos igualas a todos en la vida!
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