hasta que mis huesos se disuelvan en cenizas,
hasta que mis manos pierdan el tacto para tocarte,
hasta que crujan mis deseos más allá de la vida.
Te amaré hasta no existan piedras en el camino,
hasta que los pájaros rompan su canto en una sempiterna afonía,
te amaré hasta contradecir mi suerte y mi designio,
¡Te amaré hasta trastornar las causas de esta desidia,
hasta que las aguas se evaporen de mares y ríos,
hasta que la poesía se divorcie del verso y el ritmo!
Te amaré hasta que perezcan mis labios en el naufragio de la muerte,
hasta que mi rostro se desdibuje entre arrugas y tiempo,
hasta que no exista un sólo momento para quererte...
Te amaré hasta que mi alma decida hospedarse en el silencio.
Y te amaré cuando ya no existan instantes para besarte de nuevo.
Y te amaré cuando la luna sea roja, cuando desaparezca el azul del cielo.
Y te amaré...
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