He buscado tanto tu cobijo
que hoy perecen mis ojos en la escarcha de tu ausencia,
he desarmado mis venas entre mi hiel y tu delito
que hoy no hay sangre para degustar esta prematura primavera.
He nadado a contracorriente de océanos y ríos
que hoy mis piernas aborrecen hasta sus huellas,
he cautivado abundantes inercias y suspiros
para desterrar deseos y torrentes sobre mi arena.
Y sé que estás entre la orfandad de estos versos
que laten al compás solemne y elegante de tus letras.
Y sé que miras mi silueta desnuda tras el espejo
que solo pronuncia tu nombre desnutrida y sedienta.
Y sé que entre las nubes yacen aires con tu esencia
que quedó impresa en cada luna que reclama tu presencia.
Y sé que caminas ebrio de jazmines y de nostalgias agoreras
por la fusión inevitable y candente entre mi desierto y el agua de tus tierras.
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