El tiempo exprime sus últimos instantes
en este cielo que hoy llueve tu despedida,
en estas manos desangradas sobre la vecindad de tu semblante,
en el diluvio profuso y diáfano que anega a esta vida mía.
Ruego la dilatación de besos en el auxilio de tu guarida,
las ofrendas despintadas de amapolas que germinan,
los augurios desatinados entre tu hiel y mi desidia,
el anatema reprendido sobre las alas del mediodía.
Ruego los estigmas que trazaste sobre mi espiga,
las rosas ulceradas bajo el desdén de la mentira,
los pliegos rotos de palabras huecas y vacías,
el anonimato de mi cuerpo vaciándose sobre tus esquinas.
El instante exprime su último hálito de tiempo en unos ojos que no miran
la pusilanimidad concluyente de un amante que refrenda, desmañado e inepto,
su apocada huida.
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