Hay amaneceres que nunca perecen en el calendario,
pétalos de flores eternos en los jardines,
hay besos que jamás se resecan en los labios
y manos que siempre arrullan y sondean tus confines.
Hay miradas inmortales en trayectos nocturnos,
pálpitos jubilosos en lechos y recuerdos,
hay sonrisas edulcoradas y gemidos taciturnos
que permanecen indisolubles en el lapso irreparable del tiempo.
Hay ponzoñas que contraen gozos y susurros,
rencores insensatos usurpadores de momentos,
hay congojas domeñadas a lo absurdo
y espinas punzantes doliéndose del silencio.
Y hay pendientes ladeadas que rozan lo exabrupto.
Y hay brisas aromáticas saqueadoras de tormentos.
¡Absorbe la ventura de todo esto que es mío y tuyo
hasta que la muerte nos reprobe con la abolición del sentimiento!
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