Olvida su esencia
que hoy mi carne aclama las ovaciones de tus manos,
que mis senos aplauden el compás de tu estela,
que soy esclava fiel al éxtasis de tus condados.
Dame la boca atestada de besos
y tapiza de calenturas los taludes de mi cuerpo,
dame los ojos saturados de anhelos
y fusiona deleites con seductores embelesos.
Dame los jugos tentadores de tu fuego
y quema los rastrojos de lluvias en mi lecho,
dame las mieles incitantes de tu sexo
y penetra mi furia con el ímpetu del deseo.
Olvida su nombre y acalla su eco
que hoy he sido la vianda codiciada en una evasión rijosa de sueños y tiempos.
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