Aún me queda corazón
para rociarte de cálidos besos,
¡Engendro lozanos cercos de pasión
sobre la gélida escarcha de mis aguaceros
porque mereces la demencia de mi razón
el despeine tórrido de mi cuerpo
los zarandeos descarados sobre el calor
que desligan piel y anhelo,
las cúpulas abiertas de un jardín en flor
en la confluencia imprudente del deseo
el ardor de esta frenética quemazón
que reprende aflicciones en cópulas de frío y fuego!
Aún me queda corazón
para amarte entre las úlceras infectas de este maldito silencio.
¡Aún me queda corazón!
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