Todavía lloran los párpados que nos miraron
en la acérrima angustia de tu silencio,
¡Existen lances de plegarias extasiados
cuando mi boca masticaba el "adiós" taxativo de tu cuerpo!
Todavía vociferan suspiros y agasajos
sobre las recónditas estancias del recuerdo,
¡Hay tormentas impetuosas de retumbos y agravios
en la letanía clausurada de labios estériles de besos!
Todavía gargajean paladares amargos
entre el vórtice obtuso y reculado de mi tiempo.
¡Todavía repiquetea tu nombre en el desgarro
porque ruge tu esencia en el engranaje inconcluso de este lamento!
Todavía te encomio.
Todavía te siento.
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