He arañado en tu mirada
un cándido vestigio de sosiego
desgranando silencios sobre estériles palabras
quebrantando los límites del momento...
¡Y no queda nada
en las últimas exhalaciones de este sentimiento
en las gardenias entumecidas y solitarias
que hoy solo suspiran tu recuerdo
porque se ahogan llamas,
porque ruge de penuria mi cuerpo
dilatándose en la invalidez de un mañana
rociado con la savia de tus besos!
Arañé en tu mirada...
¡Y ya eras bostezo del tiempo!
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