codiciando las humedades de nuestros cuerpos,
¡Ráfagas de viento irrumpen zalemas y gozos
distrayendo tu mano sobre mi pecho
despintando el carmín en su amotinado esbozo
y trazando la distancia de mi ansia y tu anhelo!
Te has marchado
y el ultraje domeña sentir y entendimiento.
¡Se diluyen achares en este océano
para asentar su cólera sobre el recuerdo!
Amainan mareas, bosteza el viento
en ese horizonte deshabitado de besos
donde te hallo aletargado en otro puerto
deshojando pétalos y atizando fuegos.
El mar fue sabio consejero
cuando las savias no fluyen del sentimiento.
¡Ya nunca nos veremos!
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