Aún con las pupilas rotas de hastío
puedo amarte como exige cualquier cuerpo,
¡Sé de tesoros y agasajos escondidos
tras el crepúsculo sangrante de mi tedio
que se duele de besos perdidos
en el lapso doctrinal del tiempo
el mismo que enaltece afectos y delirios
a la vez que merma infectos desatinos!
¿Sabías que el corazón palpita por sí mismo?
Más allá de yerros oprimidos
en los boscajes insondables de ayeres y abismos,
¡Puedo amarte con el júbilo de mi instinto
para que seas ósculo patrono de este nimbo!
Y aún con el pretérito sombreando trinos,
¡Puedo amarte entre alborozos y regocijos!
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