Despierto entre azahares y rosas
porque la vida así lo merece.
¡Han sido primaveras de amapolas
y también inviernos sin espigas verdes,
razones que absorben la liviandad de la memoria
atropellos que descalzan al viento sobre mis sienes
amores engendrados en el desvarío de la concordia
desafectos arraigados a la sobriedad que fenece
mientras las luces agasajan a las sombras,
mientras los páramos se transmutan en tierras fértiles
quedando mi savia enredada entre auroras
y mis lágrimas sobre el desafío de puñales y dientes!
Despierto siendo yo en mi ahora
porque la vida solo ratifica la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario