Se desvanecen tus caricias
en el letargo inapelable del recuerdo.
¡Blandiste quimeras donde no debías
sabiendo que soy amante a corazón abierto
calumniando mi vientre entre la mentira
de quien juega con vileza sobre el sentimiento
ofrendando augurios desde esa mustia cobardía
que te solapa entre una pieza de hiel y viento
moviéndote al compás de unas manos que paralizan
porque no eres dueño ni de tus sueños
que hoy perecen en la agonía
de quien camina cabizbajo y a ras del suelo!
Y yo, vigía adepta de la vida
abandono tu eclipse... ¡y vuelo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario