me hallo, te encuentro,
sabiendo que soy la reducida contención de tu anhelo,
sabiendo que eres ojeada ecuestre del jinete que cabalga sobre el tiempo.
Y se retuercen mis dudas en la ecuación indescifrable de tu pecho
porque quiero, ¡porque deseo!, mas no puedo
sembrar mis estigmas sobre ese corazón aventurero
hijo de las contracciones y dilaciones del viento,
sueño expansivo sobre brazos abiertos
que te atrapan, que me sobornan, que esculpen bostezos
en las lunas solitarias sobre las que sestean, candentes, mis sentimientos.
Porque es en la abundancia de este silencio
donde me anclo... y donde te pierdo.
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