En Un Suspiro

Rózame en un suspiro de tu alma
que soy nívea candela entre los pliegues de mis sábanas,
dame el murmullo apetecible que evade la calma
y ámame con todo, sin miedo a nada.

Seré tuya en una eterna madrugada
que renacerá en el brote de cada una de mis albas,
vaciaré mis silencios en el arrebato de tus nalgas
hasta que se duela mi boca en los abrojos de esta garganta.

Serás mío en el instante que nunca acaba
porque conjugaremos cuerpos con nuestras mañanas
extirparás los jirones de hieles amargas
y te hallarás en mí, cual fuego entre sus llamas.

Y te esperaré cada noche de rosa perfumada.
Y me recordarás cada día, en un suspiro de tu alma.