¡No reprenderé el augurio del viento
que clama holguras de claveles sobre mi cama,
no hundiré mis rastros sobre el capricho de tu anhelo
que atropella zancadas fecundadas en el alma,
no mentiré la zozobra falaz de tu beso
que ensaliva carnes de bocanadas agrias
y no apocaré la codicia bienaventurada de mi vuelo
por unos brazos encogidos en su propia trampa!
No bostezaré sobre la garganta de silencio
¡por un deseo, que ya no es nada!
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