Habrá un crepúsculo donde se crucen nuestras miradas
¡labios rociados de la savia del deseo
manos enlazadas en el destello del alba
pieles candentes bailando al son de un anhelo
bostezos que se diluyen en efigies despintadas
sonrisas compartidas bajo el fragor de un beso
instantes de lujuria y disipación de lontananzas
entre clamores de vigilia en el denuedo tórrido de dos cuerpos!
Habrá un hálito argénteo de esperanzas
¡cuando troten mis dudas al auspicio del recuerdo!
Habrá eternos gozos abatidos en caricias consumadas
si aún eres constancia, entre la rima de estos versos.
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