Te acaricié en una noche sin luna
como la torpe promesa que se esparce con el viento,
¡Supe lanzarte al desierto de mis dudas
tras la incapacidad de amarte sin remordimientos
porque quiso el destino que fuese arma de lucha
y víctima cautiva de besos yermos!
Mas nunca es demasiado cuando se habla de sentimientos,
¡No hay valentías que se cierren ante el clamor de tu cuerpo,
no sirven las excusas para no entregarme por entero
si te amo como te amo, si te siento como te siento!
Hoy te espero desde el ventanal del tiempo
escudriñando tu sombra, en un cristal sin reflejos.
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