Nuestros labios se buscan en la estancia del deseo
encaprichados en fusiones de savias y anhelos,
¡desbordando clamores de pasiones cuerpo a cuerpo
en una tregua sin nombre, pero a corazón abierto,
sintiéndonos sobre el ahogo de nuestros aguaceros
asfixiándonos en la cadencia de antojos y jadeos
rescatándonos en el éxtasis colmado de empeños
y quizá feneciendo en el salitre tórrido de un sueño!
Nuestras bocas se gritan en un aullido sin término...
¡tiéntame desnuda, que mi piel se hizo para tu beso!
Nacemos y morimos en los deleites de un sentimiento
persiguiéndonos en las ansias de apetitos libres de tiempo.
Y nos hallamos
y nos tenemos...
¡Y nos amamos!
Y nos pertenecemos.
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