Ayer éramos reales quimeras de un sueño
que se inhalaban en deleites y regodeos,
¡ayer éramos un mismo soplo entre el viento
fusionado sobre cadencias armoniosas de dos cuerpos
ciñéndose al fragor comburente del deseo
en la aventura delirante de bocas y besos
que devoraban las ansias pautadas por el tiempo,
que mecían sus gozos entre brazos fecundos de jadeos!
Ayer éramos estío y lluvia en un mismo invierno,
mas... ¡míranos! Que hoy ya ni te veo.
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