ni en los meandros caudalosos que atesora el tiempo,
¡no me busques en las sombras de áridos desiertos
ni tampoco en las marejadas de estériles océanos
pues desvié mi tránsito hacia tu desfiladero
y soy presente en la frugalidad de este momento!
¿Por qué ladear la mirada hacia espacios yermos?
Estoy en cada hálito que embebe tu anhelo
removiéndome caprichosa cual oleaje con el viento,
¡estoy en las derrotas que palpita tu pecho
así como en el lucro de la conjunción de dos cuerpos
que consuman sus ansias de tornarse eternos
bajo la salvaguardia que dicta el sentimiento!
No me mires entre horizontes que sucumbieron
al huracán pernicioso de dudas y recelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario