Aunque las auroras canten nuestros deseos
y los crepúsculos derrochen vestigios de besos,
¡alejaré mi esencia de la cúpula de tu anhelo
porque hiciste de mi boca un enjambre de hiel y lamento
mientras estas manos ofrendaban un pecho
colmado de primaveras y de caricias de terciopelo!
Mas todo se diluye sin bocanadas de viento
cuando, entre los párpados, hay dientes de lobo hambriento,
mas todo se extingue si titubea un sentimiento
aun cuando los éxtasis se expropien de nuestros cuerpos.
Y aunque viva presa en el auspicio del recuerdo
¡rechazaré las seducciones que me convocan a tu empeño!
Porque ya no hay rosas de coloridos pétalos,
¡porque arrecian zozobras en los vergeles del tiempo!
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