Cautiva en la noche de tu ausencia
¡me seduce tu eco, en la esfera de mi silencio!
Te ofrendaré de mis manos el verso
cuando de mi piel seas perpetuo pasajero,
¡te regalaré de mis párpados cálidos aguaceros
cuando de mi lecho seas amante indiscreto
culminando pasiones en el letargo efímero del deseo
clausurando pesares arraigados en mi pecho
que se duele de los tránsitos taciturnos de tu desvelo
cuando se turban las ansias engarzadas a dos cuerpos!
Y te engalanaré con el bálsamo de mi aliento
¡si reposan tus flancos en la médula de mi beso!
Porque fueron tus labios manantial de aire fresco.
Porque soy en tu brisa cándido sentimiento.
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