cuando las sonrisas son el reflejo que habla,
¡te quiero en los acordes del viento
que mecen las sombras de dudas y patrañas
porque sin quererlo en todo te siento
arañando fervientes deseos en la alborada,
porque aún despierta te sueño
mendigando besos entre huérfanas madrugadas
cuando dos pieles anhelan el candor de otro cuerpo
que germina del atildado entusiasmo de quien así ama!
Te quiero en mis venturas y en mis yerros
¡en los piélagos desnudos de setos y varadas!
Y aun en mis infortunios, te quiero,
sembrado del casto jugo que emana de tu alma.
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