Acérrimas discordias entre tu piel y mis ojos
¡hoy que la lluvia empaña los adentros!
sobre nostalgias que mendigan tus antojos
¡y gélidas noches en inmortales inviernos!
Yo que soñé la luna hendiendo tus tesoros
¡tú que raspaste la huella de mis anhelos!
yo que resbalé en la ciénaga de abrojos
¡para sangrar la congoja de un amor fariseo!
Mas no encallará mi plañido en tu recodo
¡ni tampoco los pálpitos que ya huelen a recuerdo!
seré navío solitario en los caudales de otro aforo
¡que sepa de acritudes, pero también de besos!
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