y la sonrisa pensándote en otra boca,
¡tengo los ojos como ánimas sobre el viento
meciéndose desnudos de miradas que te nombran
en los ocasos trémulos de hiel y lamento
donde se diluyen ecos y días de gloria
que olvidan paladares con sabor a tu cuerpo
para tornarse baldío, en medio de otra aurora!
Ardo en la pira donde ayunan tus besos
¡congelo mis ansias sobre el hastío de la demora!
y creo abrazarte entre el susurro de este silencio
¡cuando late mi vida en los insomnios de tu alcoba!
Tengo... ¡tengo!
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