El tiempo golpea sin clemencia
sobre ese espejo refractario de lo eterno
que a veces soslaya la evidencia
de arrugas hendiendo piel y momento
Y miro en mí sorteando vivencias
¡y aún veo soles clareando adentros!
si bien mi faz es efigie de tormentas
y de recios fulgores abatidos en un beso.
El tiempo es la fiera que ahuyenta
bisoños abrazos de tu carne y mi cuerpo,
¡delicada redención y abyecta condena
al desliz prisionero del recuerdo!
...el tiempo...
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