¡Es tanta la carga de mi dolor
que no me sostienes, corazón!
Amor,
te he tanteado entre plumas y algodón
para saciarme de ti, ¡impregnarme de tu olor!
sucumbiendo al capricho de tu son
dejándome la esencia en el meollo de tu canción
porque embaucas hasta al más triste soñador
con la luz seductora que emana de tu candor.
Mas de mí huyes avezado y sin contemplación
dejando al vacío sin nombre y a la pena azuzando el temor
de yacer perpetuamente herida con tu aguijón
del que hoy se duelen hasta los sollozos de mi sinrazón.
¡Es tanta la angustia de este dolor
que ya no te siento... corazón!

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