En la morada azarosa de mi soledad
¡siento tu mano estrechando a este cuerpo
abrazando con caricias la humedad
del llanto afligido que provoca tu recuerdo!
Porque te dejé marchar
entre las turbulencias de unos labios pasajeros,
¡bebí la savia de otro manjar
mientras desvalijabas paciencia sobre besos
que solo era reflejo de tu triste penar
cuando mi noche voceaba que estaba mintiendo!
Y hoy soy huella de sentido transitar
¡pues sigo mirando con los ojos que te vieron
anhelando el denuedo de mi brisa al volar
por encima de tus brazos, y por debajo de mi pecho!
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