Puedo hablarte de ese silencio
que signa su huella en el meollo del alma,
¡contarte los otoños que perecieron
tras la despedida de tu mirada
invitarte a degustar mis anhelos
ahora que el tiempo abrazó la calma
entre los párpados lacrimosos que no te vieron
cuando eras recuerdo, noche tras madrugada!
Puedo encerrarte tras estos versos
¡porque a veces, en soledad, se halla la palabra!
y puedo confesarte que ya nada siento
¡sin mentir al deseo, que de ti se desgana!
Puedo transfigurarte en salitre y jadeo
¡pero ya recobró brillo, el sombrio de mis sábanas!
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